Método de trabajo

En este apartado intentaré explicar cómo consigo que mi alumnado sea el protagonistas de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje. Para ello, durante mis clases de Educación Física, pongo en marcha una serie de acciones y rutinas que permiten:

  • otorgarle un papel destacado en la elección de las Unidades Didácticas a desarrollar durante el curso,
  • crear consensuada y democráticamente las normas de clase con sus correspondientes consecuencias negativas derivadas de su incumplimiento,
  • ofrecer distintos roles dentro del grupo e, incluso,
  • permitirle decidir no realizar una actividad o tarea, "parar" la UD y jugar a "algo" determinado durante una sesión, mejorar la nota de sus compañeros, etc.

Pero para entender el por qué de esta forma de trabajar, es necesario conocer en primer lugar cuáles son las características de mi comunidad escolar: centro, alumnado, familias, entorno,...

Conocidas dichas características, será el momento de explicar cómo poner en marcha cada una de las acciones y rutinas antes mencionadas:


1.- EL TRIVIAL: INSTRUMENTO PARA TEMPORALIZAR EN EDUCACIÓN FÍSICA.

Comienzo con este apartado puesto que, a priori, y después de lo observado en otros compañeros/as de especialidad, podría ser el aspecto más relevante, llamativo e innovador de mi manera de trabajar.

De acuerdo con las características de nuestro entorno, centro y alumnado, y tras un proceso de "actualización y reciclaje" sobre ciertos aspectos educativos para mejorar mi labor como doncente (año 2016-17), fue en el curso 2017-18 cuando vio la luz esta original forma de temporalizar y secuenciar los contenidos de Educación Física que presento a continuación.

Con el apoyo del equipo directivo, planteamos dicho curso como una fase de pruebas, donde las unidades didácticas (UU.DD.) quedarían organizadas de acuerdo a los Dominios de Acción Motriz (DAM) a los que hace referencia el Grupo de Trabajo de Intervención-Acción en EF de Segovia (López, V., Pedraza, M., Ruano, C. y Sáez, J., coord. 2016, p.21).

Luego, se le asignó un color diferente a cada DAM permitiendo crear un tablero como el del Trivial. El objetivo de ésto sería que, al inicio del curso o trimestre, los distintos grupos, colocasen su ficha en la casilla central y, tras tirar uno o varios dados, se fuesen moviendo en cualquier dirección y sentido por el tablero para así poder elegir entre las distintas UU.DD. "ofertadas", aquella que más se adecuase a sus intereses.


Imagen 1: Dominios de Acción Motriz organizados según el tablero de Trivial.


Creado ésto, al inicio del curso, fue presentado a los escolares de segundo, tercero y cuarto nivel de la siguiente manera:

- “¿Sabéis que es el Trivial? ¿Alguien ha jugado al Trivial alguna vez? (y de más preguntas similares para dar a conocer el funcionamiento del juego y, por consiguiente, la nueva forma de temporalizar, organizar y secuenciar las UU.DD).

- A continuación, mostramos el tablero que utilizaríamos a lo largo del curso para elegir las unidades y cómo movernos sobre él: cada clase comenzaría los trimestres en la casilla central y, tirando un dado gigante de goma-espuma cada tres/cuatro semanas, votarían a mano alzada hacia qué casilla preferían desplazarse.

- Conocido esto, presentamos las unidades correspondientes a cada color (DAM) indicándoles que, al terminar el curso, debían conseguir superar entre todos/as, al menos, los contenidos propios de una unidad de cada DAM o, dicho de otro modo, “comerse un quesito de cada color” (sin poder repetir color en un mismo trimestre).

Así, durante dicho curso, los escolares fueron desplazándose por un tablero (que siempre llevaba en mi carpeta), con las fichas pegadas en las casillas correspondientes a cada grupo y momento determinado.

El resultado fue bastante bueno, logrando una mayor implicación del alumnado, que (debido a la dificultad intrínseca de tirar el dado para desplazarse hacia una u otra casilla), tomaba decisiones mediante acuerdos sobre qué “quesitos” elegir, cooperando entre sí para conseguir aquellos que aún no habían logrado. Aún así, descubrimos que el número de UU.DD. presentadas a los escolares era algo escaso.

Ya el curso 2018-19, fue presentado en los niveles superiores, aumentando el número de UU.DD. (reduciéndolas consecuentemente a dos semanas) y utilizando pre-deportes nuevos y alternativos como medio para “combatir” ciertos aspectos aún por mejorar. Además, en un pasillo cercano al patio, se creó el “Rincón de Educación Física”, donde se colocó el tablero de Trivial y se presentaron los distintos DAM con sus correspondientes UU.DD. (mediante carteles explicativos sobre cada deporte) distribuidas trimestralmente.


Imagen 2: Ubicación del Rincón de Educación Física.

Imágenes 3 y 4: Presentación del tablero y los DAM con sus respectivas UU.DD. en el Rincón de Educación Física.


Imagen 5: Ejemplo de Cartel de UD/deporte.

Esto, permitió trabajar un mayor número de UU.DD. y, por tanto, mantener mejor la atención e interés del alumnado. Ahora, tirarían dados digitales, para intentar "comerse" cinco o seis quesitos distintos cada trimestre y, al menos, uno de cada color al finalizar el curso, lo cual implicaría la necesidad de alcanzar más acuerdos y mejorar la cooperación para poder conseguirlo. Para "controlarlo", en cada clase se colocó una “quesera”, de modo que cuando todos superaban una unidad, se quitaba el quesito correspondiente a dicho DAM.


Imagen 6: Quesera con los quesitos correspondientes a cada Dominio de Acción Motriz.

El curso actual, cambiamos las queseras por un cartel donde colocar, en el lugar correspondiente a cada DAM, una pegatina del grupo que lo consiguiese. Además, aumentamos el número de UU.DD., adaptándonos mejor a las necesidades e intereses del alumnado.


Imagen 6: Cartel con la quesera donde pegar las pegatinas de cada grupo según los quesitos que se vayan "comiendo".


Como se puede observar, este modo de temporalizar, secuenciar y presentar los contenidos y UU.DD. a los escolares, otorga un gran protagonismo a los mismos, puesto que gracias a ello pueden tomar parte y decidir sobre aspectos del proceso programador que antes eran prácticamente impensable.



2.- CONTRATO DE RESPONSABILIDAD Y NORMAS DE CLASE.

Mi segundo año de trabajo, cuando aún no tenía "claras" muchas cosas sobre cómo iba esto de dar clases (puesto que lo que se enseña en la facultad difiere muchísimo de la realidad de un colegio), mientras intentaba preparar las "mejores clases" posibles para mi alumnado se me ocurrió crear un "Libro de Faltas y Sanciones" (el último de los términos sería impensable de utilizar en estos tiempos).

Para redactar este libro, al inicio del curso (en la segunda o tercera sesión de clase antes incluso de "salir al patio a jugar"), realizamos un debate en el aula de cada grupo. Durante éste, y con la ayuda de la pizarra y la tiza, fui preguntando a los escolares qué pensaban que debería estar permitido hacer en las clases de EF y qué no (siempre bajo una argumentada justificación). Así, tras consensuar y llegar a ciertos acuerdos, fuimos apuntando y descartando posibilidades, agrupando aquellas que más o menos fuesen similares en una misma norma, etc. hasta que nos quedamos con un total de unas diez u once en cada grupo.

Pero la actividad no consistía únicamente en establecer las normas de clase. Como bien decía el nombre del libro, habría también unas "sanciones". Éstas serían, ni más ni menos, una serie de consecuencias con carácter negativo que habría que cumplir en caso de "saltarse" las normas consensuadas entre todos.

Además, para que el todo el alumnado fuese consciente de qué consecuencia acarrearía la realización de las distintas faltas, se les asignó un número, de manera que la "sanción" correspondiente a cada una de dichas faltas estuviese numerada con la misma cifra que ésta.


Imagen 7: Libro de faltas y Consecuencias Negativas (curso 2019/2020).


Pero en un centro en el impartía clases a ocho grupos, que iban desde primero a sexto, podría convertirse en una locura tener normas distintas para cada uno. Por tanto, tras consensuar las normas en cada grupo, decidí volver a hacer un "resumen/agrupamiento" de todas las que habían sido propuestas por los alumnos de los distintos cursos, y volver a presentárselas indicándoles que se trataba de un resumen de lo que entre ellos mismos y el resto de sus compañeros del centro habían decidido.

A continuación, en cada clase, hicimos una votación a mano alzada para decidir si preferían tener unas normas consensuadas entre todo el centro o, finalmente, quedarse con las suyas. Aunque esta idea "en mi cabeza" era buena, algunos grupos decidieron no escogerla, lo cual me llevó a tener que poner diferentes carteles en cada una de las aulas.

En general, casi todos los carteles acabaron con un total de entre diez y doce normas con sus respectivas sanciones, las cuales, en muchas ocasiones, eran prácticamente idénticas pero redactadas de manera distinta o no agrupadas.

Al año siguiente, cambié de centro y me "encasquetaron" una tutoría con EF a mi grupo de quinto y a otro de tercero, lo cual me facilitó el trabajo en este sentido. Ya sólo tenía que "poner de acuerdo" a dos grupos. El procedimiento a seguir fue el mismo, pero esta vez indiqué a los escolares que a pesar de que cada grupo decidiera una serie de normas, al final sólo habría un "decalogo" para todos, de manera que sería obligatorio llegar a un acuerdo.

De nuevo, al siguiente curso, volvieron a cambiarme de centro, repitiendo en aquel donde comenzó mi idea. En este caso, sólo tenía un grupo de infantil y tres de primaria (dos primeros y un tercero), lo cual hizo que tras el cambio introducido durante el curso anterior (sólo debería haber un decálogo para todos mis grupos en este caso), permitiese colocar el cartel junto al patio donde dábamos las clases. Así, los discentes, cuando no cumplían alguna norma, se les avisaba para que fuesen a ver cuál sería la consecuencia en caso de repetirlo, evitando ésto que, en muchas ocasiones, volviese a suceder dicha acción.

Así, pasaron los cursos y con ellos, distintos centros a los que fui destinado. Pero fue en mi último y actual destino donde, debido a las peculiaridades del centro y su alumnado, me vi obligado a introducir "algo nuevo" con lo que conseguir que los problemas de conducta se redujesen.

De este modo, tras dos años de trabajo en el mismo colegio, y viendo que los problemas de conducta no cesaban ni disminuían, a pesar de que ellos mismos decidían las normas y sus ya "consecuencias negativas" (y no sanciones como en cursos anteriores), me vi en la obligación de realizar algún cambio.

En ese momento, puesto que los escolares no terminaban de cumplir las normas ni las consecuencias negativas derivadas de su incumplimiento (se me acababa "acumulando el trabajo" con este tipo de tareas) se me ocurrió crear tres tarjetas como ocurre en algunos deportes. Luego, cuando algún escolar "cometía una falta", era amonestado con una tarjeta verde. Si volvía a repetirlo, se le sacaría una tarjeta amarilla y, finalmente, si volvía a reincidir, una tarjeta roja.


Imagen 8: Tarjetas de amonestación.


Ésto, redujo bastante el incumplimiento de las normas, pero aún faltaba algo por hacer, quienes nunca las cumplían, seguían sin hacerlo e incluso se comportaban peor.

Por tanto, hace dos años, se me ocurrió la idea de crear un contrato, de forma que, además de acordar las normas y consecuencias negativas entre todos y poder ser amonestados durante las clases por el incumplimiento de las mismas, los escolares se comprometieran a respetarlas a través de un contrato "formal" firmado tanto por ellos como por el maestro de EF al inicio del curso.


Imagen 9: Contrato de responsabilidad.

A pesar de ello, ésto no fue suficiente para mejorar el comportamiento y actitud de mi alumnado hacia el aprendizaje escolar, de ahí que tuviese que "invertar" el "Trivial de Educación Física" que expliqué en el punto anterior.

Para intentar reducir aún más los conflictos surgidos en clase, este último curso, he creado un cartel en el que recuerdo cómo se debe actuar en caso de que se produzca o se vaya a producir un conflicto. De esta manera, cuando algún alumno crea que puede verse implicado en una situación de este tipo, podrá "abandonar" la clase momentáneamente y dirigirse hacia el "Rincón de Educación Física" para relajarse y recordar cómo actuar ante dichas situaciones.


Imagen 10: Cartel de resolución de conflictos.


3.- ClEdFis: UNA NUEVA RED SOCIAL 


4.- CARTAS DE RECOMPENSA.

El mismo año que comenzamos a utilizar "ClEdFis", puse en funcionamiento otra idea basada en la consecución de insignias que caracteriza a la gamificación: "Las Cartas de Recompensa".

Para ello, como vi que ya hacían otros muchos compañeros de profesión y especialidad decidí crear una serie de cartas de recompensa que los escolares podrían ir "comprando/canjeando" a lo largo del curso.

Estas cartas se dividirían en tres categorías:
  • Elección: permiten al alumnado elegir sobre ciertos aspectos durante las clases de Educación Física o el recreo.
  • Poder: otorgan la posibilidad de tomar decisiones durante las clases, tanto en beneficio propio como en beneficio de los demás.
  • Responsabilidad: ofrece al alumnado hacerse responsable de determinados aspectos imprescindibles para el correcto desarrollo de las clases y/o el tiempo de recreo.
Imagen 11: Cartel con las cartas de recompensa.

Como se puede observar, cada una de estas cartas tiene un valor, duración y "función" distinta del resto, a pesar de poder, incluso, pertenecer a una misma categoría.

Nuevamente, al inicio del curso, se presentaron todas estas cartas a los escolares para, finalmente, explicarles cómo podrían conseguirlas y cuándo y cómo utilizarlas, colocando un cartel como el de la imagen anterior en cada aula y a su vez uno en el "Rincón de Educación Física".

Puesto que el valor de las cartas vendría determinado por puntos, decidí otorgar un punto a cada alumno que cumpliese con una serie de requisitos. Éstos, estarían establecidos en función de mis criterios de evaluación y calificación y, de nuevo, serían tres:
  • "Comportamiento": presentar una actitud adecuada y de respeto en clase tanto hacia los compañeros como hacia el profesor, materiales, y demás personal del centro.
  • "Aptitud": realizar las actividades y tareas de manera correcta o, en su defecto, presentar una actitud de esfuerzo y superación de sus posibilidades.
  • "Salud": deberían venir provistos con la indumentaria adecuada para realizar EF, además de traer una gorra los días sol y una botella de agua para hidratarse.
Como acabo de decir, a aquellos escolares que cumpliesen con estos tres requisitos se les otorgaría el punto, pero... ¿cómo y en qué momento hacerlo?

Durante todos estos años de trabajo, he "dejado" siempre para el final de la clase "eso de pasar lista". Al inicio de mi carrera profesional porque lo veía como algo absurdo y pensaba que no pasaba nada si no me daba tiempo a hacerlo (para qué pasar lista nuevamente en mi especialidad cuando era el tutor quien entregaba los partes de falta al equipo directivo). Con el tiempo, comprendí que el momento de pasar lista podría servirme para dar a conocer al alumnado su "evaluación diaria". Así, aproveché este momento en que dedicaban parte de la clase para ir al aseo o recoger los materiales, y comencé a dar esos tres tipos de "notas" que más tarde me servirían para dar los puntos.

De este modo, compré gran cantidad de pequeños puntos negros de pegatina por internet y seguí haciendo lo que hasta ahora hacía pero con la tarea añadida de entregar un punto a cada escolar que se lo hubiese merecido.

Pero... ¿dónde colocar los puntos para que estuvieran a la vista, no tardar mucho en ponerlos  y poder tenerlos "contados y controlados"? Como ya había creado el "Rincón de Educación Física" decidí colocar, en uno de sus laterales, unos carteles con tablas donde aparecerían los nombres de los alumnos y alumnas de cada curso y a su lado, una serie de columnas donde pegar los puntos. De este manera, mientras nos dirigiésemos de vuelta al aula, podrían pasar por allí y colocar su punto.

Imagen 12: Cartel para colocar y contabilizar el alumnado sus puntos.

Para evitar que los puntos fuesen cambiados de lugar, despegados,... informé a los escolares que también los tendría apuntados en mi cuaderno de notas y que, todos los lunes por la tarde, en horario de exclusiva, los revisaría reponiendo y quitando aquellos que fuese necesario.

Finalmente, les indiqué que cuando alcanzasen los puntos necesarios para comprar/canjear la carta que quisiesen, podrían dirigirse hacia mí para decírmelo (al finalizar la clase), encargándome yo de tachar del cartel los puntos utilizados y apuntando (en la parte trasera de cada una de las cartas individuales y en mi cuaderno) quién la había comprado cada carta. En un principio, había pensado que se las llevasen a casa, pero en el último momento decidí no hacerlo para no acabar perdiéndolas y teniendo que hacer cartas continuamente.

Tras un año de funcionamiento de esta manera, al año siguiente, decidí que los canjes de puntos por tarjetas se harían únicamente al terminar las unidades didácticas, para así no perder tanto tiempo de clase como me había venido ocurriendo el curso anterior.



5.- FUNCIONES DEL ALUMNADO.

Con la intención de seguir mejorando la implicación y motivación del alumnado hacia el aprendizaje, evitar los problemas de conducta y, a su vez, continuar dándole un mayor protagonismo, decidí aumentar las responsabilidades que hasta ahora les había estado ofreciendo en mis clases, tanto a través de las cartas de recompensa, como de otras formas.

Para ello, creé un cartel de responsabilidades que coloqué en el "Rincon de Educación Física". En éste, se presentan las distintas funciones que, a lo largo del curso, deberán desempeñar todos los escolares de cada grupo. Junto a él, coloqué otros carteles con tablas de doble entrada donde aparecían los nombres de los escolares, y, como en el cartel para poner los puntos de recompensa, unos huecos donde se indicaría qué misión le tocaría desempeñar a cada escolar.

Imagen 13: Cartel de responsabilidades. 
Imagen 14: Cartel para informar sobre
quién es responsable de cada función.

Puesto que las funciones eran siete y la duración de un curso escolar son aproximadamente nueve meses, decidí dedicar un mes para cada una (dejando septiembre sin responsables y ampliando dicho tiempo en caso necesario en función de los periodos no lectivos por festividades y puentes).

A cada una de las funciones se le asignó un color (que preferentemente coincidiese con la inicial de la función para que fuese más fácil de recordar por los escolares y por mi mismo) y se pegaron pegatinas de cada uno de esos colores en el cartel. De esta manera, todos los meses habría aproximadamente tres o cuatro alumnos con la misma función (aspecto que nos serviría también para crear y trabajar en grupos cooperativos).

Pero ahora surgía una duda, ¿cómo hacer para que los alumnos (y yo mismo) recordasen qué función les ha sido asignada tanto a ellos como a sus compañeros. A esta pregunta tuvo una respuesta muy acertada mi compañera de EF, la cual sugirió que se podrían comprar pulseras goma similares a las de los antiguos cables de teléfono, y que al inicio y final de las clases se les entregasen y recogiesen.

Solucionado este imprevisto, durante una de las primera clases del curso, en la unidad inicial, bajamos al "Rincón de Educación Física", presentamos los carteles y las misiones a los escolares de los distintos grupos, y en octubre, los pusimos en marcha.

Hasta el momento, a pesar de ciertos imprevistos surgidos a lo largo del curso, los resultados han sido muy satisfactorios, encontrando una gran motivación del alumnado hacia el cumplimiento de su responsabilidades aunque, como siempre, con excepciones.

Para terminar, también sería conveniente hablar en este apartado del cartel de "Prohibido estar sin hacer nada". Debido a ciertos problemas acaecidos durante el curso pasado y el anterior (falta de motivación por parte de algunos alumnos/as y en consecuencia de indumentaria adecuada para realizar EF), decidí crear este cartel donde, a aquellos discentes que no pudiesen realizar actividad física por distintos motivos, se les permitiese alcanzar el mayor número de objetivos de la sesión de otra manera. Así, en este cartel se le ofrece la posibilidad de ejercer distintos roles, en cada uno de los cuales se intenta trabajar las distintas competencias clave que marca el currículo.

Por suerte, apenas ha sido necesario "utilizar" este cartel, puesto que la mayoría de los escolares que presentaban dichos "problemas" se encuentran más motivados hacia el aprendizaje y/o han pasado al instituto.


Imagen 15: Cartel de "Prohibido estar sin hacer nada".



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